lunes, 20 de julio de 2015

Hoy toca aguas de la foya. Algo sobre los Sempera y el asedio de Alicante de 1691. Bastante para saciar la curiosidad.

20 de julio de 1367

Aguas de la Foia


El 20 de julio de 1367. Cinco años después de producirse la enfeudación de la Foia de Castalla, se reunió el Consejo general en San Nicolás para acordar nuevamente la distribución del agua según los derechos adquiridos.
Esta piedra en el zapato, nos fue impidiendo caminar hasta… hasta que dejó de ser rentable el mantenimiento del agua para los alicantinos, bastante antes que el agua, nuestra agua, solo sirviese para ducharse los turista. Pero menos da una piedra.


20 de julio de 1676

Antonia Sempera Berenguer


Beneficiado de la Natividad de Nuestra Señora. Cita. C. Aracil. En el tema de los beneficiados y las capellanías se encuentran interesantes noticias. En esta ocasión recuperamos el apellido Sempera, ya vigente en Onil en el año 1679, al hacer referencia al mismo en el matrimonio contraído por Antonia Sempera Berenguer el 20 de julio de 1679. En la actualidad, los hermanos Miguel y Pepe, más conocido como Miguelito Sempera y Pepe Sempera, también llamado Pepe el Roig. Hoy esto va por vosotros.


20 de julio de 1691

Y como siempre, los franceses en plan toca pelotas


España, por esta fechas, tenía su guerrita particular con el rey de Francia Luis xiv, cuya flota merodeaba por el mediterráneo. Las noticias llegaban al puerto con los barcos que allí fondeaban. Ante el temor de un desembarco francés, la mañana de tal día como hoy, 20 de julio, la Milicia efectiva se atrincheró en las proximidades de la Playa de Baver (Babel.
El mismo día el municipio de Alicante despachó sus postas a los pueblos reclamando las compañías de socorro ordinario y extraordinario, apresurándose a verificar el mandato la ciudad de Orihuela y las villas de Jijona, Onil, Castalla, Biar, Ibi, Elda, Novelda y otras.
En la tarde del 21 de julio de 1691 se avistó la armada francesa, compuesta de catorce navíos, veinticinco galeras, tres pontones y nueve embarcaciones menores. El virrey del reino (cuyo nombre omito por «cagueta», abandonó la ciudad y los habitantes hubieron de tomar las armas para resistir el ataque de la escuadra francesa.

La aurora del día 25 de julio debió ser funesta para los alicantinos, privados de municiones y sin apenas defensores para cubrir la muralla. Pero la providencia les echo  una mano, haciendo bueno aquello de «quien madruga Dios le ayuda». Al asomar la luz del citado día apareció en el Cabo de la Huerta un bergantín de guerra precedido por la escuadra española con ochenta velas aproximándose por estribor del navío almirante francés. Entonces cambiaron las tortas.  Los sitiados se convirtieron en los agresores, y el conde Etress se vio obligado a tomar las de Villadiego alejándose de una ciudad desmantelada y sin guarnición (toma del frasco, franchute).

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